lunes, 24 de octubre de 2011

LA VIDA ES UN CAMINO

Por el camino de la vida vamos sin tener la certeza si éste va a ser largo o corto. Sin saber qué nos encontraremos durante la trayectoria, pero aún así sabemos que tenemos que recorrerlo.
A veces se hará pedregoso y oscuro, nos tocará quitar piedras del camino, algunas tan pesadas que nos será imposible moverlas solos y necesitaremos la ayuda de un buen samaritano.

En ocasiones el camino se divide en varios senderos y nos será muy difícil escoger el que nos convenga.
Será también incierto e inseguro en ocasiones. Unos tomarán el camino incorrecto muchas veces, pero terminan retrocediendo para tomar el correcto. Otros tomarán el falso y en él siguen sin darse cuenta de que los llevará a la perdición.

Durante nuestra trayectoria hacia nuestra meta, habrá muchos quedados y caídos, sin fuerzas para seguir o simplemente entretenidos en lo que no les conviene. Éstos, muchos le tenderán la mano cuando puedan,
pero también en ocasiones otros por maldad o envidia ahí los dejan sin darles una ayuda, sin darles
un consejo para que sigan hacia adelante.
Con tristeza y dolor veremos muchos vencidos y acabados,los cuales no llegaron al final. Pero también nos
regocijaremos de poder brindarle ayuda a algún  necesitado y le incitaremos a seguir su camino.
Nos esperan fuertes golpes en este camino. Muchos resistiremos, pero otros se dejarán vencer. Dejarán de luchar y ahí quedarán a la mitad. Pero el que al final llegue tendrá la alegría y la satisfacción de que nada ni nadie le impidió llegar hasta el final de este duro camino de la vida...Y su recompensa ha de tener.


Sigue hacia adelante venciendo obstáculos, con seguridad que si te lo proponemos, puedes llegar a la meta final, pero también es necesario tener claro cuál es tu meta, para no quitar el ojo de ella hasta lograrla. No hagas caso de la gente malintencionada que encuentres a tu paso.

No importa si tropiezas, si en el trayecto te pierdes, retoma tus pasos y vuelve a intentarlo.
Ser perseverante es la clave. ¡¡¡Adelante!!


De: La vida es un camino.

Un cuento corto de Jorge Bucay sobre el verdadero valor.

Érase una vez un joven que acudió a un sabio en busca de ayuda.
-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo: «Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizá después…». Y, haciendo una pausa, agregó: «Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar».
-E… encantado, maestro -titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergados.
-Bien -continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió-: Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él.
Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
Maestro -dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
Eso que has dicho es muy importante, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:

Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.
– ¿Cincuenta y ocho monedas? -exclamó el joven.
–  -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

miércoles, 19 de octubre de 2011

EL TIEMPO QUE NO VALORAMOS.

Quizas esta historia nos haga reflexionar y empecemos a valorar las cosas importantes
no por las urgentes. por que si no planificamos bien las cosas importantes la vida se encargara de hacerlo a su manera.
El tiempo es nuestro mayor tesoro ,hagamos florecer en el toda la esencia de lo mejor.

Erase una vez un ejecutivo muy ocupado con su trabajo. Todos los días llegaba tarde a su casa y tras saludar a su hija, se metía en el despacho a seguir trabajando. Su niñita de 5 años acudía a verle porque deseaba estar con su papi, pero siempre la regañaba diciéndole que tenía mucho trabajo.

La historia se repetía una y otra vez, hasta que un día la niña al sentirse regañada de nuevo, en vez de irse, se volvió a su padre y le preguntó:

H: Papi, tú en tu trabajo, ganas mucho dinero ¿verdad?

P: Pues no, hija, gano dinero pero no mucho, por eso tengo que seguir trabajando en casa.

H: Papi, ¿Me podrías decir cuanto ganas en una hora en tu trabajo?

P: Hija, me haces unas preguntas... Por favor déjame que tengo muchas cosas que hacer.

Ante lo cual, la niña lejos de darse por vencida, volvió a preguntarle a su padre.

H: Papi, de verdad, dime cuanto ganas en una hora en tu trabajo

P: Si te lo digo, ¿me dejarás que siga? - Le preguntó inquisitoriamente el padre.-

H: Si, dímelo y me voy.

P: Pues... - y se puso a hacer cálculos- aproximadamente unos diez euros.

H: Gracias – dijo la niña marchándose de inmediato –

El padre se quedó desconcertado por la insistente pregunta de la niña, pero se puso de nuevo a trabajar, hasta que oyó un estruendo enorme que provenía del cuarto de su hija, por lo que se levantó enfurecido dispuesto a regañarla de nuevo, convencido de que la niña había roto algo importante.

Cuando entró en el cuarto de la pequeña, vio que ella estaba en el suelo con la alcancia de barro rota en mil pedazos y contando las monedas.

Justo cuando el padre iba a empezar a lanzar sus chillidos más feroces por lo que había hecho, la niña se acercó mirándole a los ojos y las manos llenas de monedas y le dijo:

H: Papi, toma este dinero.

El padre desconcertado, puso las manos y recogió el dinero que le daba su hija y le preguntó...

P: Pero hija, ¿por qué me das este dinero?

H: Papi, te compro una hora de tu tiempo...

La paradoja de esta historia es que igual que en la vida, debemos empezar por las cosas más importantes, no por las urgentes, pues si no planificamos nuestro tiempo, la vida se encargará de administrárselo a su manera y, finalmente, no veremos en esta historia sino el espejo que nos devuelve la realidad en la que vivimos.

domingo, 16 de octubre de 2011

20 citas motivadoras para conseguir lo que te propongas

1. Todo parece imposible hasta que se consigue. Nelson Mandela

2. Creer que algo es imposible es hacerlo imposible. Proverbio Francés

3. La mayor parte de nuestros sueños al principio parecen imposibles. Después parecen improbables.
 Y por último, cuando reunimos todas nuestras fuerzas, se convierten en inevitables. Christopher Reeve


4. Suelo creer en 6 cosas imposibles antes del desayuno. Lewis Carroll

5. Una de dos: o es fácil o es imposible. Salvador Dali

6. Para el tímido o el dubitativo todo es imposible porque así se lo parece. Sir Walter Scott

7. La palabra imposible no está en mi diccionario. Napoleon Bonaparte

8. Imposible sólo significa que aún no has encontrado la solución. Anónimo

9. Nadie llega muy lejos a menos que consiga lo imposible una vez al día. Elbert Hubbard

10. Que algo te parezca imposible no significa que le parezca imposible a los demás. Marco Aurelio

11. Lo que creemos que es posible o imposible depende más de lo que pensamos de nosotros mismos
que de la auténtica naturaleza del problema. Anthony Robbins

12. El único lugar en el que tus sueños son imposibles es en tu pensamiento. Robert Schuller

13. Aquel que piensa de manera positiva logra ver lo invisible, tocar lo intangible y conseguir lo imposible. Anónimo

14. Para alcanzar lo imposible primero tienes que apuntar a lo absurdo. Miguel de Cervantes

15. Tan sólo existe una cosa capaz de hacer un sueño imposible de alcanzar: el miedo al fracaso. Paulo Coelho

16. Piensa y actúa como si fuera imposible fracasar. Charles F. Kettering

17. Es bastante divertido hacer lo imposible. Walt Disney

18. Los que aseguran que es imposible no deberían interrumpir a los que estamos intentándolo. Thomas Alva Edison

19. Como no sabían que era imposible lo hicieron. Anónimo

20. Si crees que algo es imposible, tú lo harás imposible. Bruce Lee